No sé quien me mandó, hace algunos años “La Parábola de la Renovación”, al revisar todos mis apuntes, libros, etc., la encontré y creo que podrán servirse los lectores, del ejemplo que acompaña; y de lo fascinante que es tomar conciencia de que es posible la renovación en la vida.
El águila es el ave de mayor longevidad, llega a los 70 años, pero para poder llegar a vivir tanto, a los 40 deberá tomar una seria y difícil decisión.
A esa edad sus uñas están apretadas y reblandecidas, por lo que no consigue agarrar las presas de las que se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas pesadas y sus plumas gruesas. ¡Volar se le vuelve tan difícil!, En éste punto el águila tiene solamente dos opciones: morir o enfrentarse a un doloroso y sufrido proceso de renovación que dura más de 5 meses. Este proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí en un nido cercano a un paredón, donde no tenga la necesidad de volar.
Una vez ahí el águila comienza su proceso golpeando su pico contra la pared hasta conseguir arrancárselo. Después de arrancárselo, espera el crecimiento de uno nuevo: cuando lo tiene lo usa para desprenderse una a una de sus uñas. Una vez que le nacen las nuevas uñas, las usa para arrancarse sus plumas viejas. Después de éstos cinco meses, deja éste nido y sale para ejecutar el famoso vuelo de renovación y poder vivir 30 años más.
En nuestra vida, tanto personal como profesional, muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y empezar también un proceso de renovación.
Para elevar nuestro vuelo hacia la victoria, antes deberemos desprendernos de aquellas cosas que forman son parte nuestra pero, ya no nos sirven para seguir adelante costumbres, experiencias y recuerdos que nos causan dolor y pesan demasiado. Solamente libres de la carga del pasado, podremos experimentar entonces, el resultado tan valioso y único que trae consigo siempre la “Renovación”.
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