Los mejores aliados son aquéllos que no piensan como los demás. Por eso, cuando busques compañeros para compartir con ellos el entusiasmo del tiro, sigue tu intuición y no te dejes llevar por los comentarios ajenos. Las personas siempre juzgan a los demás poniendo como modelo sus propias limitaciones, y a veces la opinión de la comunidad está llena de prejuicios y temores.
Únete a los que experimentan, arriesgan, caen, se hieren y vuelven a arriesgar. Apártate de quienes afirman verdades, critican a quienes no piensan como ellos, jamás dan un paso sin tener la seguridad de que se les respetará por ello, y prefieren tener certezas a tener dudas.
Únete a los que se exponen y no temen ser vulnerables: ellos entienden que las personas sólo podemos mejorar cuando vemos lo que hace el prójimo, no con el fin de juzgarlo sino para admirarlo por su dedicación y coraje.
Tal vez pienses que el pertenecer a esta alianza no puede interesar a un panadero o a un agricultor, pero yo te digo: ellos ven, aprenden, y ponen lo que aprenden en aquello que están haciendo.
Tú harás lo mismo: aprenderás como el buen panadero a usar las manos y a saber la mezcla exacta de los ingredientes. Aprenderás como el agricultor a tener paciencia, a trabajar duro, a respetar las estaciones, y a no blasfemar contra las tormentas, pues ello sería una pérdida de tiempo.
Únete a los que son flexibles como la madera de tu arco y entienden las señales del camino. Son personas que no dudan en cambiar de rumbo cuando se topan con un obstáculo insalvable, o cuando vislumbran una oportunidad mejor.
Únete a los que jamás dijeron "se acabó, aquí me detengo". Porque así como al invierno le sigue la primavera, nada termina: después de terminar un objetivo hay que comenzar de nuevo, empleando en todo momento lo que aprendiste en el camino.
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